CARLOTA CIGANDA, CON OPCIONES DE GANAR EL TENERIFE OPEN DE ESPAÑA FEMENINO

20 septiembre 2014

Carlota Ciganda lo vuelve a proclamar con la valentía que le caracteriza –“quiero ganar este Open de España, es algo que me hace una ilusión tremenda”–, una afirmación contundente de quien, desde la quinta plaza, pero a sólo dos golpes de las colíderes Connie Chen y Amy Boulden, le confiere toques de rock and roll a este Tenerife Open de España repleto de incertidumbre a falta de sólo 18 hoyos para su a buen seguro emocionante conclusión.

El torneo se ha adentrado en su fase decisiva revestido de un manto de incógnitas, con una clasificación tremendamente comprimida que genera elucubraciones variopintas de cara a una ronda final donde adivinar a la ganadora requiere de quirománticas inspiraciones.

Al frente de todas, ya con sólo 18 hoyos por delante, la sudafricana Connie Chen y la galesa Amy Boulden en el papel de colíderes que bien pudieran ocupar hasta siete jugadoras, separadas por la delgada línea que suponen 3 golpes –o que se amplía a diez si se habla de 5 golpes–, una renta que se antoja muy estrecha como para que las citadas Connie Chen y Amy Boulden tengan una jornada final plácida.

Carlota Ciganda, quinta clasificada, se encuentra entre ese grupo de elite, representante española con un buen lote de papeletas para ganar un título de aspiraciones multitudinarias, el devenir de un torneo donde nadie ha podido imponer hasta el momento su mano de hierro.

La navarra, desde el primer instante de esta tercera ronda, tiró por la calle de en medio, al más puro estilo carlotiano, golf extremo, repleto de riesgos, que lo mismo le costó un bogey en el hoyo 2 como la rúbrica de un birdie en el 3 a pesar de enviar su bola a una zanja.

A partir de ahí, mayor serenidad no exenta de planteamientos descarados, un busca que te busca del acierto que volvió a materializarse en los hoyos 8 y 13, dos nuevos birdies que incrustaron a la española en el grupo de candidatas al título al que también pertenecían sus dos compañeras de partido, las pujantes Charlie Hull y Connie Chen, un duelo de alto voltaje que en su toma y daca continuo hizo que, literalmente, saltaran chispas.

La española, todo rabia y pundonor, salió del hoyo 17 cariacontecida, un bogey inoportuno tras una sucesión de golpes ineficientes –“siento que me dejo golpes por el camino”, declaró después– que dio paso a esa reacción tan puramente Ciganda, un golpe con el driver largo, largo, largo que, luego desde el rough, dio paso a otro golpe extraordinario que situó la bola a apenas tres metros de bandera, distancia apropiada para materializar un birdie que le permite decir eso que, por conocido, sabe a gloria: “quiero ganar este Open de España”.

Y es que la jornada, terceros 18 hoyos sobre las calles y greenes de Golf Costa Adeje, resultaba en principio determinante para clarificar posiciones y despejar dudas, con una climatología muy favorable que invitaba, ausente el viento, a destrozar literalmente registros preestablecidos.

Con esa predisposición afrontaron la ronda la danesa Nicole Broch Larsen y la francesa Celine Herbin, con 7 y 6 bajo par en la casa club que les catapultó al unísono desde las profundidades de la clasificación hasta su parte más alta.

Al mismo destino llegaron la sudafricana Connie Chen y la galesa Amy Boulden, si bien, en su caso, a base de repetición de aciertos de jornadas anteriores, un continuo arañazo al campo que de momento les sitúa en lo más alto.

Empujada por el viento en la segunda ronda, derretida por el calor en la tercera, la rusa María Balikoeva cedió su liderato a las primeras de cambio, permitiendo que el torneo se adentrase por la vía de la emoción y el espectáculo.

Y un poquito más atrás, la malagueña Azahara Muñoz, decimosexta, que retornó a registros habituales en ell

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